El sol, el cielo, la luna, el mar,
a todos os admiro, me embrujáis.
Me imprimís emoción, fuerza me dais,
para seguir mi largo caminar.
Constantemente, me paro a contemplar
la belleza, ese don que emanáis
y el influjo que os sigue a donde vais,
me embelesa, no os dejo de admirar.
Quiero vivir, para seguir gozando
de la luz que emitís, de vuestro encanto,
del consuelo, que a mi vida, vais dando.
Me ayudáis a seguir ¡Os quiero tanto!
que, sin saber por qué, estoy llorando,
bajo el eterno albor de vuestro manto.
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