soñé que me paseaba,
por un precioso jardín
y con las rosas hablaba,
con el clavel y el jazmín.
Me preguntaba una rosa,
si su aroma me embriagaba,
ya que su exquisito olor,
a todos, entusiasmaba,
el mejor de cualquier flor.
Contesté: que era engreída.
No merecía su fragancia,
sentirse tan vanidosa,
darle tanta relevancia,
aunque fuese tan hermosa.
Pero, pronto, argumentó
que había que reconocer
que era símbolo de amor
y algo debía de tener,
para alcanzar ese honor.
No conseguí convencerla
de que hay otros valores,
no solo el de presumir,
por su aroma y sus colores
y alabanzas exigir.
¿Es que, acaso, ignoraba
que en sus tallos hay espinas
y mortifican pinchando,
por ser punzantes y finas,
cuando las vamos tocando?
Yo creo, que lo negativo
no nos gusta resaltarlo
y creemos que es mejor,
no mencionarlo, callarlo,
pues, nos deja un mal sabor.
Después de esta perorata,
fui a hablar con el clavel
y éste, algo ruboroso,
sin vanagloriarse de él,
muy afable y cariñoso,
me confesó, sin reparos,
que se había enamorado
de una hermosa clavellina,
de un subido colorado,
que la tenía por vecina.
Sólo este tema tocaba,
lo primero ea su amor
y, lo que no fuera eso:
su arrogancia, su color,
su impaciencia por un beso,
simplemente, lo amargaba.
Así que, de él, me alejé,
dejándolo compungido,
no le pregunté por qué,
por si era correspondido.
Al final, cuando salía,
acabada mi andadura,
por ese jardín frondoso,
me sorprendió la blancura
de un jazmín, majestuoso
que, humilde, sin pretensiones,
me confesó que gozaba,
simplemente, por sentir
que el aire lo acariciaba,
esencial para vivir.
Con el rocío de la tarde,
que mitigaba el calor
de sus hojas, de sus flores
y expandía un rico olor,
hacia sus admiradores.
Y con el sol, que en invierno,
su frío aminoraba.
Con el cielo, azulado.
Con el agua, que regaba
todo lo que había plantado.
No se jactaba de nada,
aunque, podía alardear
de su olor, tan penetrante,
de su blanco nuclear
y su belleza, impactante.
Y, cuando me obsequió,
con un ramito, precioso,
que, con agrado, acepté,
especialmente, oloroso,
fue cuando me desperté.

No hay comentarios:
Publicar un comentario