Al sol, mucho lo han cantado,
a las estrellas, al mar,
a las flores, a los prados,
por su encanto, su beldad.
La luna, heroína ha sido,
en infinidad de trances
y, a ella, le han atribuido
casi todos los romances,
por su noctambulidad,
que, siempre, tiene atractivo,
pues, la noche, en realidad,
es, del amor, un testigo.
Sin embargo, aquel misterio,
que, siempre, la rodeaba,
ha perdido, a mi criterio,
el embrujo que le daba,
pues, los astronautas, fueron,
con su cruda realidad,
los que daño nos hicieron,
al descubrir la verdad.
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