Dices que me quieres, si
y, hoy, lo pongo en duda yo,
porque no soy para ti,
lo que mi mente soñó.
Soñé, ilusa de mí,
que eras capaz de querer,
sin esperar recibir,
otro tanto, por deber.
Soñé que, llegando el día,
que sola pudiera estar,
a mi lado te tendría,
para poderme ayudar.
Te necesité una vez
y tu ayuda requerí,
pero, no pude obtener,
el favor que te pedí.
Te mostraste cerebral
y fue tu contestación:
"Te debiste programar
y a ésto no dar ocasión,
tú eres muy inteligente
y no te puedo admitir,
fallo, como el presente,
siento decírtelo así".
No hay comentarios:
Publicar un comentario