¿Cómo podré seguir con mi amargura
y alejar estos malos pensamientos?
Si me apenan los presentimientos
y la tristeza, con su mano dura,
mee aprieta, me lacera, me tortura,
recordando, insistente, los momentos,
en que oí sus quejidos, sus lamentos,
sus ojos encendidos, su locura.
Se apartó de mi mundo, de mi vida.
Ya no podré gozar de su belleza.
Mi mirada está lejos y perdida.
No tiene flores la naturaleza
y la luna, ruborosa, encendida,
se esconde, llora y, conmigo, reza.
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