miércoles, 6 de agosto de 2014

Amiga.

Sigo la conversación,
que se inició el otro día,
sin querer y a la sazón,
me diste contestación,
aunque te desconocía.
y empezó nuestra amistad,
a distancia, llanamente,
inspirada en la lealtad,
que, a mi juicio, es la verdad,
lo primordial en la gente.
Yo creo, que esta postura,
en que los dos nos hallamos,
para mí, un tanto oscura,
quizá, demasiado cruda,
para que la prosigamos.
Es conveniente, aclarar
los conceptos formulados,
las cosas puntualizar,
por eso, te voy a hablar
de esa amistad, que iniciamos.
Panegírico, no es,
lo que yo intento esbozar,
a esa amistad que, tal vez,
la empezamos al revés,
(por mi parte, nada más).
Pues, todos, consideramos,
que lo que se debe hacer,
en principio, presentarnos,
para que nos conozcamos
y amigos podamos ser.
Sin embargo, en este caso,
se tergiversa el cariz,
no damos el primer paso,
lo saltamos, por acaso.
¿qué importa que sea así!
No es, por ser original,
mi forma de proceder,
demos la culpa al azar,
pues, mas bien, circunstancial
fue mi manera de hacer.
Y si lo hecho, hecho está,
no debo retroceder.
Si te ofrecí mi amistad,
no me volveré hacia atrás,
puedes de ella disponer.
Ignorando donde estoy,
(para ti, desconocida)
sin saber a donde voy,
ni lo que sido, ni soy,
desde hoy, llámame amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario