lunes, 4 de agosto de 2014

Luz en mi camino.

Fuiste mi gran amor, toda la vida.
cuando te conocí, estaba sedienta
de amor, de comprensión, iba perdida,
buscándote y no me daba cuenta.
Era tan infeliz, tan desgraciada,
que vagaba, en la noche y en el día,
con mi pesar a cuestas, resignada
a sufrir y a vivir, como vivía.
Pero, en mi fuero interno, deseaba,
encontrar una luz en mi camino;
a Dios se lo pedía, cuando rezaba.
Me escuchó y cambió mi destino.
La luz que yo buscaba, se encendió,
en el momento que llegaste a mí,
mi corazón, con tal fuerza, latió,
que no pude ni hablar, sólo reí.
Recuerdo, intensamente, tu mirada,
clavada en mi, conmovedora.
Hizo sentirme como acariciada
y, a la vez, importante y triunfadora.
Tus detalles, me llegaron al alma:
me tratabas con tal delicadeza
y ternura, que recobré la calma.
Todo, a mi alrededor, era belleza.
Era feliz, tan solo, con mirarte,
con sentirme a tu lado y me mirases;
tal reciprocidad, por nuestra parte,
hizo que te quisiera y que me amases.
Me sentí, como nunca, protegida,
mimada, respetada, valorada,
en todos los momentos, comprendida
y, sobre todo, inmensamente, amada.
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Quiero presentaros a Lord, un pastor belga:
bello, cariñoso y leal, que se hace querer.

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