Es, vencer las tentaciones,
con valor, con energía,
persistiendo, día, a día,
en estas apreciaciones.
Es, torturar la existencia,
por el bien del ser amado
y sentirse desgraciado,
si no estás en su presencia.
Es, prescindir, renunciar,
a ciertas satisfacciones,
que se dan, en ocasiones,
para hacernos tropezar.
Es, sentirte muy seguro,
de tu propio sentimiento
y, en todo y cualquier momento,
ese amor debe ser puro.
Es, ser bueno, ser honesto,
en honor a la conciencia
y a la mutua convivencia,
sin hallar otro pretexto.
Es, aprender a luchar,
en defensa de ese amor
y así, ningún gladiador,
te lo podrá arrebatar.
Toda esa complejidad,
se suele llamar: amor,
sinónimo de esplendor,
ilusión, felicidad.
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