Cuando el alma se siente suspendida,
por un frágil cristal
y sabe que condiciona su vida,
a algo material.
Se rebela, se hace empequeñecida,
por circunstancia tal,
impotente, ante el arma suicida,
que le arrastra hacia el mal.
¡Cuantas veces, somos aprisionados,
de forma inesperada
y nos convierte en seres desgraciados,
inmersos en la nada!
Como si no existiéramos, parados,
nuestra mente cerrada,
latentes en la vida, congelados,
sin brillo en la mirada.
Son los imponderables, que se esconden,
sin saber el por qué
y así, nuestro destino rompen, cambian,
destruyendo la fe.
Nos convierte en seres impotentes,
para poder seguir
el rumbo que trazaron nuestras mentes,
para mejor vivir.
Otras veces, esos imponderables,
quizá, nos guiarán,
hacia otras situaciones agradables,
que nos confortarán.
a eso llamamos: hado, sino, suerte,
e inasequible es,
pues, se nos muestra, en ocasiones, fuerte
y, en otras, al revés..
No hay comentarios:
Publicar un comentario