Convivir.

Me gustaría saber qué estás pensando,
si me quieres, si te sientes dichosa,
por qué te pones tensa y ruborosa,
cuando sabes que yo te estoy mirando.

¿Acaso, tu, también, me estás amando,
como yo te amo a ti y estás celosa,
porque crees que no te veo hermosa?
Basta ya, corazón, no estés dudando.

Besándonos, se acabará el  sufrir.
Quiero que sepas, que te quiero tanto
y, si tu a mi me quieres, ¡a vivir!

Habrá felicidad, jamás, el llanto
enturbiará la dicha y convivir
será un bendición, será un encanto.

Una gozada.

Si contemplamos la naturaleza:
el cielo, el mar, la fauna y las flores,
nos embriagamos con tanta belleza,
impregnada de luces y colores.
Es una diversión para la vista
y un aliciente para nuestra alma,
todo ese complejo nos conquista
y nos envuelve en profunda calma.
Si miramos al sol y sus reflejos,
que esparcen todas las irisaciones
nos sentimos rodeados de espejos,
para multiplicar nuestras visiones.
Y si, al atardecer,  sale la luna,
con su cara rojiza, avergonzada,
es una bendición, sin duda alguna,
que nos enerva, es una gozada.

Traición.

Como el hierro se arranca de una herida,
yo arranqué tus mentiras, sin querer.
Supe de tu traición, sobrecogida,
de improvisto y no supe qué hacer.
El mundo, a mis pies, se desplomó.
Mi alma se rompió, en mil pedazos,
y un nudo, en la garganta, me asfixió,
al deshacer de nuestro amor los lazos.
Solamente, un instante me bastó,
para cambiar tu imagen en mi mente.
Tu arrollador encanto, se tornó
en pérfida visión, muy claramente.
Tu claro rostro, pronto se oscureció
y al pasado volvió nuestro presente.

Placeres y tormentos.

Nací para el amor y mucho amé.
Conocí la estrategia de la vida,
que gira alrededor de nuestra fe,
si ésta mantenemos encendida.
Supe de loa tormentos y placeres,
que nos brinda tan noble sentimiento
y nos convierte en altruistas seres,
por saber valorar cualquier momento.
No se le da cabida al egoísmo
que, en tanto a su sentido, es degradante.
Se alimenta con el calor del mismo,
que permanece fiel, en cada instante.
No es ilusión, ni es un falso espejismo,
es la entrega total de cada amante.

Pensador.

Eres, como el poeta, captador,
de ese mundo exterior, que nos rodea,
eres, como el que más, un pensador,
aunque, tu gran modestia, no lo vea.
Tu sensibilidad, muy acusada,
te predispone a la idealización,
que no acostumbra a ser muy extremada,
por tu sentido de la compensación.
Todo en ti, es sencillo, natural,
lo que te dan, antes, te lo has ganado,
porque tu trato es noble, es leal.
A mi entender, yo creo, que estás formado
de una mezcla perfecta y, como tal,
te conviertes en un ser bien dotado.

Tu futuro.

Quisiera penetrar en tu futuro,
de una forma violenta, acelerada,
atravesando, sin piedad, el muro,
de esa mansión, que nos está vedada
y así, siendo futuro en tu presente,
sería conocedora de tu sino.
Me movería, de forma conveniente,
en ese mundo incierto y clandestino.
Lo que te fuera adverso, paliaría,
luchando, cara a cara, con los hados,
sin descansar, un día y otro día.
Lástima que mis sueños expresados,
se desbordaran con mi fantasía.
¡Ojalá, que se vieran realizados!

Albuñol (Granada).

A este pueblo, que me viera nacer,
constantemente, evoco en mi inconsciente.
Recuerdo, con orgullo y con placer,
sus paisajes, sus costumbres, su gente.
Aparece, a mis ojos, en un valle,
como si de un pesebre se tratara,
una casita, blanca, en una calle,
en la que, con mis padres, habitara.
Al extender la vista, me recreo,
contemplando sus campos, su belleza.
Los almendros, en profusión, los veo,
como muestra de la naturaleza,
y me enorgullezco de ser reo
y esclava de su embrujo y su grandeza.

Compartir el llanto.

Me recreo en los recuerdos,
de los pasajes vividos,
junto a ti y hago un esfuerzo,
por controlar mis sentidos.
Fue, contra viento y marea,
que enlazamos nuestras almas
y fue una ardua tarea,
que entorpeció nuestra calma.
Dificultades tuvimos,
contratiempos escabrosos,
que, siempre, los resolvimos,
sintiéndonos muy dichosos.
Los instantes de placer,
a pulso, nos los ganamos,
no nos lo imponía el deber,
ya que mucho nos amamos.
Lloramos nuestros reveses,
muy juntos, compenetrados
y, aunque fueron muchas veces,
nunca nos desanimamos..
Porque, compartir el llanto,
con la persona querida,
tiene su parte de encanto,
que cierra, acaso, la herida.

Te comparo...

Te comparo con la naturaleza:
De la violeta, copiaste la humildad
y aprendiste a odiar la vanidad.
De la rosa, su olor y su belleza.

De la roca, tesón y entereza.
Del agua transparente, la lealtad.
De la flor de azahar, la honestidad,
símbolo de virtud y de pureza.

Rosa de Abril.

Aparte de tu aroma y tu fragancia,
hoy, expandes un encanto especial,
un color y exquisita fragancia,
aunque estés separada del rosal.

La tradición, te legó un simbolismo,
al que, todos los años, se hace honor,
porque está lleno de romanticismo
y porque se refiere al mutuo amor.

¡Se es tan feliz, si estás enamorada,
recibir, ese día, una rosa,
que venga de la persona amada,
esa flor, delicada y preciosa!

Volver a perder.

¡Cuanto tiempo te estuve esperando!
Poco tiempo te estuve teniendo
y, aún así, con ese poco tiempo,
te grabé, para siempre, en mi pecho,
en mi pecho que está, hoy, sangrando.

Si es muy triste, esperar y esperar
y es alegre, querer y querer,
es más triste, volver a perder,
lo que tanto nos costó encontrar,
lo que, siempre, quisimos tener.

Porque, nunca, la mente podrá,
conseguir, aún luchando con fe,
que un idilio se pueda borrar,
que el recuerdo se pueda perder,
de ese amor, que nos hizo vibrar.

Y, si el tiempo puede mitigar,
el dolor de un amor que se fue,
esa herida, jamás, cerrará,
aunque sana pueda parecer,
siempre expuesta a volver a sangrar.

Máscara.

La miseria, algunos la ,llevan,
tan adentro, tan bien rebozada,
que es preciso sufrir muchas penas,
para, al fin, descubrir su fachada.
Se revisten de buenos modales
y se muestran corteses y atentos,
los mejores entre los mortales,
cual si fuesen, en todo, perfectos.
Sólo trazan un plan a seguir,
con el fin de lograr su objetivo
lo importante, es poder conseguir,
lo que creen, de su vida, un motivo.
Y si, acaso, no pueden lograr,
lo que buscan, con tanto tesón,
ellos mismos, se suelen quitar,
esa máscara, que les encumbró.

Inseguridad.

Tu estado, inamovible,
crea una inseguridad,
altamente comprensible,
por su enorme vaguedad,
pues, demuestra un interés,
si no nulo, harto escaso,
pendiente de ese después,
si es que llega, paso a paso.
Porque, tan despacio vas,
en tu extraño proceder,
que, la imagen que me das,
distinta pudiera ser,
de la que es, en realidad.
Un tema, que no se toca,
con la misma claridad
que otros, ni desemboca
en polémicas frecuentes.
Simplemente, se silencia,
sin motivos aparentes,
fruto de la negligencia,
pero está sin resolver
y, como todo problema,
pronto o tarde, debe ser,
solucionado el dilema.
Para ello, hay que exponerlo
y sentar unas premisas,
que ayuden a resolverlo
y que, deben ser, concisas.
Toda la vida, he pensado,
que no debe de dejarse,
por desidia, relegado,
un tema, sin preocuparse.
Y, además, para empezar
nueva vida, hay que salir
de la anterior, descartar,
entre dos fuegos, hervir.

Impacto.

¿Qué es lo que me pasa a mi,
que no acierto a comprender?
Si otras cosas descubrí,
intentaré esclarecer,
lo que, hoy, yo siento por ti,
según mi modo de ver.
Lejos, no me situaré,
más, quiero recopilar,
desde el día que te encontré,
hasta el momento y pensar
los motivos y el por qué,
que me indujeron a amar.
Te vi, por primera vez,
y tu imagen me impactó,
como en mi propia niñez,
mi rostro ruborizó.
¡Recuerdo mi timidez
y todo cuanto ocurrió!
Me miraste y te miré
y, al retirar mi mirada,
porque, pronto, me azaré,
(me sentía intimidada)
en tus ojos, observé
una súplica callada.
Como una necesidad,
de darte a conocer,
de huir de tu soledad,
de revivir y ofrecer,
de descubrir la verdad,
en el fondo de tu ser.
Te dirigiste a mi
y, con naturalidad,
pronunciaste y yo oí,
con grave sonoridad,
una frase, que acogí,
con suma amabilidad..
Rompiste el hielo, al hablar,
yo fui clara, al responder
y empezamos a entablar,
sin pensarlo, sin querer,
una amistad, al azar,
sin  nuestro idilio prever.
Debemos recompensar
al destino, que cruzó
nuestras vidas, sin pensar,
que, tanto tú como yo,
nos tuviéramos que amar,
o, acaso, lo provocó.

Ocaso.

¡Oh, luz divina!, que alumbra
el ocaso de mi vida
y que revive, en mi alma,
una etapa ya perdida,
que iluminó mi camino,
para seguir un sendero,
lleno de paz, de ventura
y de un amor verdadero.
Son recuerdos, que no mueren
y nuestro andar gratifican.
Son retazos,  de un pasado,
felices, que nos indican:
la hora, el día, el minuto,
de esa, tan dulce, vivencia,
que se aferró a  nuestro ego,
a nuestra propia conciencia,
con tanta fuerza, que pudo
revivirla en nuestra mente,
con claridad, sin esfuerzo,
con detalle, plenamente.
Se nos antoja el futuro,
corto, lleno de esperanza
y, queriendo, lo orillamos,
creyendo que la entereza,
no la alcanzaremos ya.
El tiempo, nos aconseja
que miremos hacia atrás,
porque el recuerdo nos deja,
si es feliz y si es hermoso,
pletóricos de alegría
y, eso, nos hace avanzar,
con ilusión, día tras día
y quisiéramos borrar,
lo que atormentó el pasado,
no volver a recordarlo,
que, en un pozo, sea enterrado.

Dudas.

Tus dudas, me parecen incoherentes,
por no entender, que puedas confundir
el odio y el amor, tan diferentes
y prohíban tu estado definir.                        
Si, en realidad, es amor lo que sientes,
en  tu interior, debe repercutir,
te encontrarás feliz entre las gentes,
darás gracias al cielo por vivir.
Si el odio te corroe, constantemente,
un sin fin de encontradas emociones,
te ofuscarán, enturbiarán tu mente.
Tanto dolor habrá en tus emociones,
que tu infelicidad será patente,
en cualquiera de tus motivaciones.

Vivir muriendo.

Dije si, cuando el no se imponía.
No recuerdo ni cómo, ni por qué,
solo sé que, al afirmar. perdía,
la ilusión por la ida y por la fe.
Desde entonces, mas que vivir, yo muero,
en agonía continua, lentamente,
como inyectada por terrible suero,
que mina mi salud, constantemente.
Siento pavor y tristeza infinita,
inmersa en el ocaso de mi vida.
Día a día, la esperanza me quita,
hálitos de esa ilusión tenida,
años atrás y que hoy, ya prescrita,
acelera el final.¡Estoy perdida!

A una gran amiga.

Hoy, más que nunca, deseo,

que el hado te favorezca

y, sin ningún titubeo, 

todo lo mejor te ofrezca.

Que cambie tu porvenir,

de manera positiva,

que se acabe tu sufrir

y yo lo vea, mientras viva.

Lo negativo, archivado,

en el libro del olvido,

pues, pertenece a un pasado,

que, para siempre, se ha ido.

Debiera ser tu futuro,

bello, como lo has soñado,

yo, asimismo, te lo auguro,

porque, a pulso, lo has ganado.

Y, por estar rodeada 

de tus seres más queridos,

te sientes recompensada,

de otros momentos vividos.

Tu onomástica, te ofrece,

aparte de bienestar,

la felicidad, que crece,

con las horas, al pasar.

Si este ascenso continúa,

la balanza, no diremos,

simplemente, que fluctúa,

sino que aseguremos

que, siempre, se inclinará

hacia ese sueño, dorado,

que reservado te está,

por tu esfuerzo realizado.

Hay que tener confianza

y no perder la ilusión.

¡Siempre, hay una esperanza,

que  da vida al corazón!

Engaño.

Mejor sería, que no pensara en ti,
que alejar tu imagen de la mente,
permanecer lejana, indiferente,
a ese amor que, un día, te ofrecí.

Me engañaste, te burlaste de mi,
un día y otro día, constantemente,
mas, hoy, lo descubrí y soy consciente,
de la constante farsa en que viví.

Sin embargo, no puedo controlar
la lucha que mi interior debate
Me acostumbré a tenerte y a amar.

Y, aún, mi corazón, enfermo, late.
Me cuesta lo vivido olvidar
y perder, sin remedio, este combate.
  

Circunstancias.

Te conocí en situación extraña,
distinta de otras mas habituales,
como cuando, en la playa, el mar nos baña,
a impulsos de unas olas magistrales.
Sin quererlo, llegamos a encontrarnos,
en esta situación que nos hallamos.
Nuestra intención, quizá, era inclinarnos,
hacia el opuesto ángulo que vamos.
Pero, las circunstancias de la vida,
a su antojo, nos inclinan, nos mecen,
como la hoja, que al azar, caída,
de la rama del árbol, donde crecen.

Mar embravecido.

Me asusta ver el mar embravecido,
agitadas sus olas por el viento,
que ruge, simulando un gran silbido,
enervante, que deja sin aliento.
Me encuentro pobre, empequeñecido,
incluso, con el susto, yo presiento,
que el valor que tenía, lo he perdido;
solo miedo y pavor es lo que siento.
Mi mirada es estática, perdida,
ante tanta belleza aterradora,
pero, belleza, al fin, reconocida.
Quiero sentirme fuerte, desde ahora
y aceptar los misterios de la vida,
tanto si nos defrauda o enamora.

Lealtad.

Te quise, cuando te tuve.
Te quiero y no te tengo,
y, por más que voy y vengo,
no desando lo que anduve.
Porque fui feliz queriendo,
hoy, soy feliz, recordando
y te seguiría amando,
aunque viviese muriendo.
Si se jura amor eterno,
se debe de respetar
lo que quisimos jurar,
en verano y en invierno.
No por mera obligación,
ni por cumplir un deber,
simplemente, por querer,
por mandarlo el corazón.
Y, por propio silogismo,
siendo fiel a los demás,
muy feliz te sentirás
y serás fiel a ti mismo.
Siempre, la felicidad,
se consigue, a mi entender,
cuando se es, como ha de ser,
cuando existe la lealtad.

Paz interior.

Transcurrió todo, con lentitud.
Contemplé el mar, con embeleso
y mis recuerdos de juventud,
se remontaron hasta aquel beso.
Horas y horas, lo recordé.
Volví a vivir aquel instante
y, nuevamente, me percaté
que, todavía, te soy constante,
que sigo fiel a nuestro amor
y, jamás, nada me hará cambiar.
Estoy en paz con mi interior
y así quisiera continuar.
Fue realidad, no fantasía,
tan limpia, pura y tan hermosa,
que dudo mucho, que llegue el día,
que un nuevo amor, me haga dichosa.

¿Qué es amar?

¿Has estado enamorado alguna vez?
¿Has sabido, por acaso, qué es amar?.
Contesta, con honradez,
e intenta tus sensaciones explicar.
Si es que tienes en tu mente,
una imagen reflejada, sin cesar,
que vibra, constantemente
y te esfuerzas por poderla conservar.
Si te interesan sus cosas
y procuras sus deseos complacer,
apartando las espinas de las rosas,
todo aquello que la pueda entristecer.
Si sus risas y sus llantos te emocionan,
si su presencia te llena de alegría,
si deseas estar con ella, a todas horas,
disfrutando de su dulce compañía.
Y si, cuando estás con ella, estás contento
y te sientes, realmente, entusiasmado,
no lo dudes, ni siquiera un momento
y asegura que estas enamorado.
Porque el amor, es entrega, es devoción,
está exento, por completo, de egoísmo,
a mi juicio, es, sin duda, el mejor "Don"
y yo quiero, que lo juzgues, por ti mismo.

Equilibrio.

Incómoda situación,
para mi, que libre soy
y aspiro a una condición,
de recibir lo que doy.
Tratándose de tu estado,
imposible pretensión.
Si tu te encuentra atado,
a otros lazos vinculado,
no existe compensación.
Se que tu sientes perderme
y me querrías conservar,
con la sola idea de verme
y, sobre todo, tenerme,
mas ¡ay!, sin renunciar.
Como el equilibrio existe,
quiere reciprocidad
y, ya que tu no pudiste
entregar lo que pediste,
se impone una realidad.

La mentira.

No esperaba este comportamiento,
porque, a tus expresiones, no obedece,
ni sé como pudiste, en un momento,
obrar así. Mentira me parece.
Desmereciste mucho en mi concepto.
quizá, porque, en exceso, valoré
lo que me demostraste y hoy no acepto,
porque tu doble juego detecté.
Debo reconocer, que he fracasado,
que he confundido tu personalidad.
Con astucia, te has manifestado,
tergiversando toda realidad.
Te desenmascaré casualmente,
sin pretenderlo,ese fue el final,
de que creyera en ti fervientemente,
como persona, como hombre cabal.

Dudas.

Ignoro, a ciencia cierta, a donde voy,
no acierto qué amino he de seguir.
Nunca fueron mis dudas como hoy,
tan intensas. Me cuesta decidir.
No sé si decantarme a tu favor
o si, por el contrario, rechazarte.
Sé que eres bueno y me causa dolor,
con mi desprecio, herirte, atormentarte.
Pero, por otra parte, veo muy claro,
que, a tu lado, no vibran mis sentidos.
Tu senectud, no me brinda un amparo,
para seguir toda la vida unidos.

Una mirada.

Yo creo, que no hacen falta las palabras,
para poder hablarse y entenderse,
pues, muchas veces, con una mirada,
manifestarte puedes, elocuente.
Por eso, no es preciso,que, hoy, me digas,
que te sientes feliz, que estás contento,
pues, en tus ojos leo, cuando me miras,
lo que, en tu fuero interno, estás sintiendo.
Sé que gozas, cuando estás a mi lado,
que esperas, impaciente, este momento;
yo lo noto, aunque estés muy callado,
porque tus ojos me lo están diciendo.
Esa mirada, lánguida y perdida,
solo pendiente está de otra mirada,
de esa mirada, que le da la vida,
porque mira con luz de enamorada.
Hay que reconocer, que para hablar,
de la forma más rápida y sencilla,
no hace falta las ciencias estudiar,
es suficiente amar..., en gran medida.

Como un juego.

Inicié nuestro amor, sin saber
hasta donde pudiera llegar,
como un juego, sin poder prever
la importancia que le fuera a dar,
ignorando que te iba a querer,
como nunca ha llegado yo a amar.

En ti, he puesto toda mi ilusión:
creo en ti, tengo fe, confianza,
he logrado que, en mi corazón,
naciera, otra vez, la esperanza,
que brotara, en mi ser, la pasión,
al clavar Cupido la lanza.

El pasado no tiene valor,
solo doy importancia al presente,
hasta dudo si tuve otro amor,
pues, todo, lo borró mi mente,
Solamente, conservo el calor
de este amor, único existente.

Y deseo, con todo mi ser,
apartar de nuestro lado el mal,
que ya, nunca, este gran vergel,
se convierta en un erial.
¡Es hermoso podernos querer,
para siempre, sin ver el final.

Yo no auguro...

Si pudiera saber de mi futuro,
como sé del pasado.
Mas, para mi desgracia, yo no auguro
lo que está tan cerrado.

Si pudiera saber que, en un momento,
todo se habrá acabado,
no hubiera pronunciado ni un lamento
y me hubiera callado.

Si pudiera creer que es muy hermoso,
cuanto se halla a mi lado,
no vería el terreno cienagoso,
que me produce enfado.

Si hubiera descubierto tu maldad,
que estás endemoniado,
habría despreciado tu amistad
y te hubiera ignorado.

Mente en blanco.

Tengo la mente en blanco, no respiro,
inconsciente, tal vez, como dormida,
alejada del mundo, de la vida,
en éxtasis total, sin un suspiro.

No quiero ni pensar por qué este giro,
ni por qué me quedé desvanecida,
sin ganas de vivir, estremecida,
acaso no estoy bien, quizá, deliro.

Me sumí, sin quererlo, en un sopor,
que a todos mis sentidos alteró,
la causa fue, sin duda, el desamor.

Tan injusto y perverso, que rompió
mi amante corazón, por el dolor.
Me preocupa pensar lo que ocurrió.

Misterios de la vida.

Cuando sopla, fuerte, el viento,
me enerva su desmedido rugido,
que  afecta y daña mi oído
y ofusca mi entendimiento.

Quizá, sea un presentimiento
que, día a día, me ha perseguido,
aún queriendo, no he podido
orillar y me produce tormento.

Me asustan los misterios de la vida,
porque no acierto a entender
el por qué de su furia desmedida.

Es triste que no se pueda prever
su efecto, con la antelación debida
y evitar lo que va a suceder.

San Valentin.

Han pasado tan rápido los días,
que, junto a ti, dichosos, he vivido,
llenos de paz, de ilusión, de armonía,
que dudo hoy, si es que habrán transcurrido.
Es el segundo año que pasamos
tu onomástica, juntos y felices
y, como entonces, los dos nos hallamos
afianzados en las mismas raíces..
Que son las que nos dan, por fruto, amor,
único móvil que alimenta el alma,
que, aunque a veces, nos llena de dolor,
otras muchas, nos proporciona calma
y que es tan necesario, tan vital,
para nuestros espíritu sensible,
que perderlo, quizá, sería fatal,
deprimente, del todo irresistible.
Por eso, yo pongo mi confianza
en este santo, al que he solicitado,
ya que, por muy graciosa circunstancia,
es el patrón de los enamorados,
que  vele nuestro amor y que lo cuide,
con todo su interés y con esmero,
pues, se que favorece a quien lo pide
y, como tal, su intercesión espero.

 

Emociones.

Una historia viví, efectivamente,
repleta, por entero, de emociones,
sentidas, todas, tan intensamente,
que enervó, para siempre, mis tensiones.
Me enseñó, como nunca imaginara,
todas las experiencias del amor,
alguna de ellas, me resultó cara,
pues hirió, despiadada, mi interior.
Supe de la ignominia y la traición,
situando en el fondo la balanza
y hundiéndome, con saña, en la aflicción.
Así vi destruida una esperanza.

Abatida.

Hace tiempo, tu vida se extinguió,
dejándome tan triste y abatida,
que, nunca más, mi rostro iluminó
la sonrisa, para siempre perdida.
Se hizo en mí, un cambio radical;
mi mente solo pudo concentrarse
en tu imagen, anhelando un final,
que obligue a nuestras almas a encontrarse.
Solo así, podría recuperar
la esperanza, que engendra la ilusión,
que da brillo a los ojos al mirar
y embellece cualquier contemplación.

Perdida.

Acabaré, cuando acabe mi vida,
de dar gracias a Dios por lo que soy,
en verdad, ahora mismo, las doy,
aunque, a veces, me encuentre perdida.
En el fondo, me siento agradecida
de esta situación en donde estoy;
sé, positivamente, a donde voy,
aunque no sepa el día de mi partida.

Experiencia amable.

Viví, ayer, una experiencia amable,
que, de nuevo, me invitó a soñar.
Su trato tan gentil y tan amable,
me recordó lo bello que es amar.
Me sentí predispuesta a otro cariño,
como aquel que sintiera, años atrás.
Su manera de hacer, de hombre y de niño,
me hizo ilusionar, una vez más.
Me dio pena saber de sus tristezas,
las cuales, yo quisiera remediar,
procurando limar sus asperezas.
¿Podría, ahora, volver a empezar?

Una entrevista.

Después de, solamente, una entrevista,
no sé si a definirte acertaré,
por lo menos, ahora, intentaré,
dar mi opinión, a ver si mucho dista.

A mi entender y siguiendo la pista
de dimes y "diretes", me enteré
de tus vivencias y procuraré
dar mi opinión, a primera vista.

Eres trabajador y diligente,
creativo, tenaz y razonable,
al mismo tiempo, muy inteligente.

Sin embargo, al ser poco sociable
y un fiscal, muy severo, de la gente,
no das la sensación de ser amable.

Amor verdadero.

Cuantas veces estuve buscando
un cariño, un amor verdadero
y tú, amable, me fuiste entregando,
todo aquello que quise y que quiero.
Derrochaste nobleza y ternura,
tuve, al máximo, tu dedicación,
prodigando tu amor, con dulzura,
me enseñaste a tener ilusión.
A quererte, como nunca imaginé,
a ser noble, como tú lo fuiste.
Por eso, puedo decir que encontré,
lo que tanto anhelé y tú me diste.

Analizar.

No puedo analizar... y no analizo
el por qué de la vida y del amor.
Si lo hago, sufro, me martirizo
y me adentro en la pena y el dolor.
Es tan complejo todo, tan extraño,
enigmático y muy particular,
cualquier signo exterior, me mueve a engaño.
¡Costoso me sería dilucidar!
Acaso, todo sea una ilusión,
un fantasma creado por la mente,
una quimera que alienta el corazón,
ensombreciendo el alma y nuestra frente.

Mejor vida.

Quiero salir airosa de este trance,
he de seguir viviendo, aunque me cueste.
Preferible será, que en un avance,
a sonreir, de nuevo, yo me apueste.
He de inundar, otra vez, de alegría,
el fondo de mi alma, prontamente
y debo confiar en que algún día,
podré vivir, como antes, felizmente.
No quiero en la tristeza estar sumida,
por algo que no puedo remediar.
Solo porque tu vives mejor vida,
es motivo para hacerme cambiar.

Broma.

Aunque mal me pese a mí,
el tener que devanarme
los sesos, para glosarte,
creo que debo hacerlo así.
Mas, como no tengo ganas,
debido a las conjunciones:
del lumbago, los riñones,
del esguince, de las canas...,
me limite, simplemente,
a decir felicidades,
con la idea que no te enfades
y aceptes este presente,
que sé que te va a gustar,
pues, eres tan petulante,
que eso de ir elegante,
mucho más, te va a "engordar".

Ilusión.

¿Por qué te quiero a ti?, yo me pregunto.
Si no te ajustas a mis ideales.
No quiero detenerme en este punto,
por si, acaso, se agravaran mis males.
Me basta con quererte, simplemente,
creyendo que te tengo, sin tenerte
y si, a veces, se interpone la mente,
la aparto, por el miedo de perderte.
Soy feliz abrigando un sentimiento,
que necesita sentir mi corazón.
¿Qué importa el porvenir?. Es el momento.
¡Es tan bello sentir una ilusión!
.

Desamor.

Un resquemor aprieta mi garganta,
que me aflige, me hace desgraciada,
como cuerda a mi cuello, apretada,
que me oprime, aunque mi pecho aguanta.
Son ampollas que el desamor levanta,
cuando a un ser amado estás atada
y quisieras sentirte liberada,
de tanto desazón, de angustia tanta.
Toda esta situación, te va minando,
se van abriendo surcos en el alma
y, sin tu no querer, va desatando
lo que a ese ser nos une, nos empalma
y el porvenir que estuvimos labrando,
se rompe y se pierde la calma.