miércoles, 14 de mayo de 2014

Mar embravecido.

Me asusta ver el mar embravecido,
agitadas sus olas por el viento,
que ruge, simulando un gran silbido,
enervante, que deja sin aliento.
Me encuentro pobre, empequeñecido,
incluso, con el susto, yo presiento,
que el valor que tenía, lo he perdido;
solo miedo y pavor es lo que siento.
Mi mirada es estática, perdida,
ante tanta belleza aterradora,
pero, belleza, al fin, reconocida.
Quiero sentirme fuerte, desde ahora
y aceptar los misterios de la vida,
tanto si nos defrauda o enamora.

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