¿Qué es lo que me pasa a mi,
que no acierto a comprender?
Si otras cosas descubrí,
intentaré esclarecer,
lo que, hoy, yo siento por ti,
según mi modo de ver.
Lejos, no me situaré,
más, quiero recopilar,
desde el día que te encontré,
hasta el momento y pensar
los motivos y el por qué,
que me indujeron a amar.
Te vi, por primera vez,
y tu imagen me impactó,
como en mi propia niñez,
mi rostro ruborizó.
¡Recuerdo mi timidez
y todo cuanto ocurrió!
Me miraste y te miré
y, al retirar mi mirada,
porque, pronto, me azaré,
(me sentía intimidada)
en tus ojos, observé
una súplica callada.
Como una necesidad,
de darte a conocer,
de huir de tu soledad,
de revivir y ofrecer,
de descubrir la verdad,
en el fondo de tu ser.
Te dirigiste a mi
y, con naturalidad,
pronunciaste y yo oí,
con grave sonoridad,
una frase, que acogí,
con suma amabilidad..
Rompiste el hielo, al hablar,
yo fui clara, al responder
y empezamos a entablar,
sin pensarlo, sin querer,
una amistad, al azar,
sin nuestro idilio prever.
Debemos recompensar
al destino, que cruzó
nuestras vidas, sin pensar,
que, tanto tú como yo,
nos tuviéramos que amar,
o, acaso, lo provocó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario