Un resquemor aprieta mi garganta,
que me aflige, me hace desgraciada,
como cuerda a mi cuello, apretada,
que me oprime, aunque mi pecho aguanta.
Son ampollas que el desamor levanta,
cuando a un ser amado estás atada
y quisieras sentirte liberada,
de tanto desazón, de angustia tanta.
Toda esta situación, te va minando,
se van abriendo surcos en el alma
y, sin tu no querer, va desatando
lo que a ese ser nos une, nos empalma
y el porvenir que estuvimos labrando,
se rompe y se pierde la calma.
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