Cuando sopla, fuerte, el viento,
me enerva su desmedido rugido,
que afecta y daña mi oído
y ofusca mi entendimiento.
Quizá, sea un presentimiento
que, día a día, me ha perseguido,
aún queriendo, no he podido
orillar y me produce tormento.
Me asustan los misterios de la vida,
porque no acierto a entender
el por qué de su furia desmedida.
Es triste que no se pueda prever
su efecto, con la antelación debida
y evitar lo que va a suceder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario