Viví, ayer, una experiencia amable,
que, de nuevo, me invitó a soñar.
Su trato tan gentil y tan amable,
me recordó lo bello que es amar.
Me sentí predispuesta a otro cariño,
como aquel que sintiera, años atrás.
Su manera de hacer, de hombre y de niño,
me hizo ilusionar, una vez más.
Me dio pena saber de sus tristezas,
las cuales, yo quisiera remediar,
procurando limar sus asperezas.
¿Podría, ahora, volver a empezar?
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