Me miré en el espejo y sentí:
rabia, angustia, desesperación.
Despiadada, no hallé compasión,
hacia los muchos años, que cumplí.
El desencanto, aflorado, hacia mí,
fue basado en la contemplación,
de un retrato que hallé, a la sazón,
reflejando la juventud que perdí.
Tantas arrugas marcaron mi frente,
que, el retrato, no se parecía,
a la imagen, que estaba presente.
Otro aspecto, mi rostro, tenía,
hasta el gesto, era diferente.
¡Cuanta pena, me embargó aquel día!
No hay comentarios:
Publicar un comentario