jueves, 9 de enero de 2014

Misterio.

Me preocupa, el misterio que se esconde,
cuando el alma se extingue, se nos va.
Impaciente, pregunto, hacia dónde,
ese soplo divino, viajará.
Si todo lo terreno es transformable
y sigue su destino en otro estado,
ansiosa, se me ocurre, si es posible
que siga deambulando a nuestro lado.
Si, invisible, nos escucha al hablar
y, en silencio, con  nosotros, palpita,
sin poder, ni un murmullo, susurrar.
¿Dónde está su mansión, en donde habita?
¡Insondable misterio, a descifrar,
que, a meditar, largas horas, me invita!

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