Al abrigo de los vientos,
escondida, entre zarzales,
la mora, con sus lamentos,
hacía alarde de sus males:
"Sin cuidarme, ni regarme,
entre pinchos, voy viviendo,
si hace sol, he de abrasarme,
con el frío, me voy muriendo,
va oscureciendo mi fruto,
destrozada, suspirando.
Envuelta en mi propio luto,
vivo y sigo madurando".
No hay comentarios:
Publicar un comentario