Era una joven, tan bella,
no había otra como ella,
un primor.
De infinitas cualidades.
Desconocía, las maldades
y el dolor.
Su corazón,anidaba,
bondad, que se reflejaba,
al hablar.
Era tan puro su acento
y perfumado su aliento,
a la par,
que embelesaba a cualquiera,
donde fuera y estuviera,
sin creer,
que, ella, estuviese dotada,
de virtudes adornada.
Era un ser,
con enorme seducción,
por su inmensa perfección,
a la vez,
que dudo, que otra tuviera
tantas dotes, ya que era,
mujer diez...
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