miércoles, 15 de enero de 2014

Las mariposas.


En un paraje, oscuro y solitario,
agazapada, horas me mantuve,
reposando, del esfuerzo, diario,
por los muchos kilómetros que anduve.
El ruido del arroyo, al tropezar
con la arena y las ramas, sumergidas,
mi cansancio supieron mitigar
y olvidarme de las horas vividas:
tensas, inenarrables, angustiosas,
salpicadas de miedo y desconsuelo,
Recordé a las bellas mariposas,
azotadas, por el viento, en su vuelo,
destrozando sus alas, primorosas,
en un brutal y despiadado duelo.

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