lunes, 13 de enero de 2014

Encantador.

Que tú valoras, bien sé,
mis "buenas" composiciones,
pues, de ello me percaté,
en múltiples ocasiones.
Sé, que mi estado jocoso,
te puede mover a engaño,
pero, aún así, yo te gloso,
aunque no sea de tu agrado.
Ve, en ello, una gentileza
y no un punto negativo,
ya que, por naturaleza,
resaltas por atractivo,
amén,de ser resultón,
extrovertido, buen mozo,
sobre todo, guapetón;
todo en ti, da mucho gozo.
Sólo, en raras ocasiones,
desencadenas tormenta,
pero, tienes tus razones,
pues, responden a una afrenta.
Alzas la cabeza y miras,
a los ojos, duramente,
te detienes, respiras
y sigues tranquilamente.
Después de un tira y afloja,
discutiendo la partida,
tu semblante, se despoja
de una angustia contenida.
Y sigues, siendo el de antes,
aunque duro, encantador,
de ademanes elegantes,
como aquel conquistador
y rey, al que le llamaban:
"El Hermoso", por su porte.
Todas las damas, rogaban,
sus favores, en la corte.
Sólo difieres de él,
en no repartir favores,
abundantes y a tropel.
Sólo, a una, das amores.
Esta virtud, te enaltece,
a mi entender, doblemente,
ya, que a mí me favorece,
sólo y exclusivamente.

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