Una noche, te vi, entre las sombras,
muy claros tu semblante y tu figura,
entre muebles exóticos y alfombras,
Todo, a tu alrededor, era hermosura,
como, también lo eran tus mujeres,
las que te contemplaban, extasiadas,
no porque lo exigieran sus deberes,
sí, solo, por sentirse enamoradas.
Entonces, me sentí empequeñecida,
incapaz de mirarte, nuevamente
me senté,en un rincón,y, alli´, escondida,
lloré, con desconsuelo, amargamente,
hasta que desperté. Estaba dormida.
Un sueño, que, hoy recuerdo, vagamente.
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