martes, 20 de agosto de 2013

A mi hermana

Cuando ríes, estás preciosa,
el rostro se te ilumina
de rubor, como la rosa,
de encendida purpurina.
Reflejas en tu mirada
tanta paz y tanta calma,
que me siento contagiada
y reconfortas mi alma.
Yo siempre quisiera verte
como hoy te estoy viendo,
llena de amor y de suerte,
con ilusiones viviendo.
Que la pena no te aflija,
ni la alivies con el llanto
y tu destino se erija
sobre un suave manto.
Y que te colme el amor
de dicha, de emociones,
que todo a tu alrededor
te llene de bendiciones.



Juanita Orellana,1957.

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