Me enamoró aquella costa,
altamente soleada,
con vericuetos, angosta,
vegetalmente adornada.
Con sus calas escondidas,
al abrigo de los vientos,
de las mas bellas habidas
entre miles, entre cientos
y sus rocas, laceradas
por las olas, tan bravías,
se sienten encadenadas
a ellas, todos los días.
Una simbiosis perfecta
entre las rocas y el mar,
que nuestra vista detecta
y se alegra al contemplar
las aristas cinceladas,
por el flujo y el reflujo
de las olas azuladas
y espumeantes. Fue un lujo,
digno de ser recordado,
por su entorno y su belleza,
un oasis marginado
en plena naturaleza.
en plena naturaleza.
Juanita Orellana,Lloret de mar,1977.
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