Me conmueve del viento su rugido
y de la mar su furia, su oleaje.
Me encandila, con fuera, este
paraje,
a pesar del estruendoso ruido.
Música celestial para mi oído
que escucha atentamente este
engranaje
de viento y mar, que envuelven
el paisaje
y que jamás así había sentido.
Agradezco estas nuevas
sensaciones,
que alegran mi vida cotidiana,
cúmulo de gratas emociones.
Así me he despertado esta mañana
y he colmado a Dios de
bendiciones,
por tan grata y espléndida diana.
por tan grata y espléndida diana.
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