viernes, 16 de agosto de 2013

El Baño

 Las olas acariciaban
mi cuerpo, tan suavemente,
que  casi adormilaban
mis sentidos y mi mente.
Me ausenté del exterior
y la calma me embriagó,
solo vi a mi alrededor
el mar, que me embelesó.
Me sentía en su inmensidad
como un granito de arena
y su majestuosidad
no me dejaron ajena.
a esa beldad radiante
que envolvía mi alrededor.
Gracias di en ese instante,
con fuerza, al Sumo Hacedor.


Juanita Orellana,La Rábita,1990.

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