El frescor del aire
de la sierra,
acaricia mi rostro,
suavemente.
Me siento relajada,
enormemente
y agradezco el
encanto de esta tierra.
Su silencio, el
hacer de sus gentes,
sus caseríos,
expandiendo el olor
de sus hermosas
flores, el color
de infinidad de
plantas diferentes.
El ambiente subyuga,
adormece.
Las horas pasan
lentas, contenidas,
muy presas en la
mente, definidas,
contemplando como nuestra paz crece.
contemplando como nuestra paz crece.
Juanita Orellana,Manzanares El Real, Madrid,2003.
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