El día que tú naciste
¿qué planeta reinaría?
No lo sé, pero henchiste
de euforia la vida mía.
Tan sano, tan sonrosado,
tan hermoso, tan completo,
el bebé mas esperado
por tu familia, al completo.
Eras tu padre en pequeño,
se entiende, en fisonomía.
Era plácido tu sueño,
pero llorabas de día.
Siempre exigías atención,
en todo y cualquier momento,
casi, casi, devoción
para tenerte contento.
No pudiste aclimatarte
a estar en la guardería,
pues llorabas al dejarte
hasta que te recogía.
Tu llanto era tan sentido,
que remordía la conciencia,
así que fue decidido
suspender dicha docencia.
En el parque de “las bolas”
te sentías muy realizado,
jugábamos tu y yo, a solas,
hasta sentirte agotado.
Te paseaba orgullosa
y de nieto presumía,
nunca fuera tan dichosa,
pues todo te divertía.
En fin, Guillermo querido,
se acabó mi perorata
¡Gracias por haber nacido!
¿Te he dado mucho la lata?
¿Te he dado mucho la lata?
Juanita Orellana,Barcelona,2000.
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