Estuve en una isla encantadora,
llena de paz, tranquila, silenciosa,
con sus verdes parajes, tan hermosa
que embriagaban sus aguas y su flora.
Yo quisiera volver a ella ahora,
me seduce más que otra cualquier cosa,
respirar el perfume de la rosa
y alternar con la gente que allí mora.
El azul de su cielo palidece,
allá en el horizonte reflejado
y el vaivén de las olas me estremece
.
Esa mezcla del blanco y azulado,
me subyuga, me calma, me adormece,
me sugiere ese eden, tan deseado.
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