martes, 27 de agosto de 2013

A mi Tata

Voy a contarte una historia
de una mujer entrañable,
que hoy vuelve a mi memoria,
digna de ser recordable.
Con mis abuelos servía
una alegre jovencita,
que, luego, se quedaría
sin visión la pobrecita.
A pesar de su ceguera,
por pena o por compasión
o por que tan buena era
y dada su condición
de miseria, de pobreza,
para siempre se quedó
con ellos y su entereza
a todos nos cautivó.
Gracia, que asi se llamaba,
desde niña me cuidó,
la ternura que me daba
siempre la agradecí yo.
Era dulce, cariñosa,
tanto,que se merecía
que me mostrara orgullosa
del amor que me ofrecía.
Como a una madre, la amé.
Era tan condescendiente,
que la tuve y la tendré
con claridad en mi mente.
Jamás la podré olvidar.
Se merece un monumento,
por ese don de entregar
amor en todo momento.
A pesar de su desgracia
tuvo tal resignación
que hoy, a mi querida Gracia,
la gloso, con devoción.
Los cuentos que me contaba,
los recuerdos todavía,
con ellos reía y lloraba
cada noche, día tras día.
Son recuerdos muy distantes,
que alegraron mi niñez
de pormenores constantes,
de amor, una y otra vez.
Cuando era niña decía,
muy segura, contundente,
que yo dos madres tenía
y así fue, evidentemente.


Juanita Orellana,Albuñol (Granada) 1943.

No hay comentarios:

Publicar un comentario